De las relaciones que se terminan

Íbamos a vivir toda la vida juntos.
Íbamos a morir toda la muerte juntos.
Adiós.

No sé si sabes lo que quiere decir adiós.
Adiós quiere decir ya no mirarse nunca,
vivir entre otras gentes,
reírse de otras cosas,
morirse de otras penas.
Adiós es separarse ¿entiendes?, separarse,
olvidando, como traje inútil, la juventud.

!Íbamos a hacer tantas cosas juntos!
Ahora tenemos otras citas.
Estrellas diferentes nos alumbran en noches diferentes.
La lluvia que te moja me deja seco a mí.
Está bien: adiós.
Contra el viento el poeta nada puede.

A la hora en que parten los adioses,
el poeta sólo puede pedirle a las golondrinas
que vuelen sin cesar sobre tu sueño.
Serenata
Manuel Scorza

Y te ves obligado a decir adiós, deseando gritar hasta luego, hasta mañana, hasta cualquier día que no sea un nunca; te ves obligado voluntariamente a decir adiós, aunque quieras gritarle no te vayas, quédate, vamos a caminar juntos; debes decir adiós, porque así lo quiso, y así es como debe ser, porque de otro modo no se puede.
¿Cómo se soporta el peso que no se ve pero te oprime contra el piso? ¿cómo calmas el asfixia que te mantiene aferrado a la almohada? ¿cómo es posible que hayas dicho adiós, y peor aún, hayas tenido que creértelo? No sé.
Decir adiós es siempre doloroso aunque sea un adiós con fecha de caducidad. Terminar una relación siempre es un sinónimo de decir adiós queriendo decir te veo mañana.

Mañana. Ese día que no es mañana ni pasado mañana, ese mañana que no tiene fecha pero tiene nombre y dice «Cuando ya no me duela tu ausencia» es el día en que habrás conquistado el adiós.
Un amor que cuando no se termina pero lo terminan deja un hueco que se debe rellenar con soledad y que no debe llenarse con otro amor.

¿Amigos? pero es es un adiós, separarse, ¿entiendes? separarse, y los amigos no se separan, no se puede ser amigos, no se puede ser más que dos pedazos que se harán falta de muchos modos, pero nada más. Podrán ser amigos cuando ya no se ame, cuando la vida de uno no abra heridas, no levante mares de envidia, no irrumpa con terremotos de lo que pudo ser, cuando la vida de uno no sea mas que una vida más, con la misma importancia que la tienen todas; entonces sí, se podrá trabajar por una amistad, y caminar el sendero de los amigos.

Sucede que después del adiós uno debe luchar por llenar vació de su silencio con un silencio propio, tirar los sueños rotos, guardar los que faltan por romper, uno debe aprender de su soledad, analizar, crecer, uno debe enfrentar a sus demonios, a sus fantasmas, uno debe partirse la madre para todo lo que sea necesario y no morir en el intento. A fin de cuentas el adios como dije, tiene fecha de caducidad. Ya se verán un día, y brindarán «Por tí y por él, por mí y por ella» y todo habrá sido el camino recorrido que nos hace fuertes, experimentados y sabios, lo suficiente como para saber qué hacer en el siguiente adiós.

No hay porque desistir al adios, a fin de cuentas, pasará…

Con fecha de hoy retiro de tu vida mis tropas de ocupación.
Me desentiendo de todos los invasores en cuerpo y alma.
Nos veremos las caras en la tierra de nadie.
Allí donde un ángel señala desde lejos invitándonos a entrar:
Se alquila un paraíso en ruinas.
Juan José Arreola.
Cuando los enamorados deben decirse adiós, siempre queda ese vació de no querer separarse, al menos cuando los enamorados, enamorados estaban, y sí uno todavía lo está. Hablo de cuando dices adiós al que es el amor de tu vida. (entiéndase como amor de tu vida al mas grande amor que has conocido en lo que llevas de vida) y entonces te quedas como pendejo con las manos vacías, entre buscando cómo no perderlo, y cómo sentirte bien, más bien, cómo no sentirte tan de la chingada. Recuerdo cuando pasé por ahí la última vez, el mundo, es verdad, se está cayendo a pedazos y uno ahí, sentadito sin hacer nada, pero no hay nada que hacer, no existe poder que detenga esa sensación de mellevalaputamadre que no sea: o me mato, o regresas; y como no te vas a matar, y ella no va a regresar, pues te la comes toda, y andas ahí, respirando (con dificultad, pero de menos no te mueres).
Y te dice: Tranquilo, el mundo no se va terminar, y ese es el puto problema, que el mundo no se termina en ese preciso instante y ya, todos directito a la chingada y santo remedio, ah pero no, ni creas que te libras así de fácil de esta, te espera un VTP a la tierra de la desolación, el paraíso de las noches tristes, el afrodisíaco aroma de la jodides ya te llega, y ¡oh sorpresa!, ya estabas abordo pero nadie te lo había dicho.
Tu relación termino, hay que afrontarlo, y lamentablemnete no hay unas pastillas de amnesia, jarabe para el olvido y no puedes dormir y despertar cuando ya todo haya pasado. Debes decir, «ni pedo, se terminó» y te debes de poner las pilas o como dijimos, te quedas ahi tirado respirando.

Recuerdo la vez anterior a la última que dije adiós, con el en aquél entonces amor de mi vida (que fácil uno habla de amor cuando no lo tiene, jajaja) en aquél entonces libré el adiós, libre su ausencia, y cuando ya en la últimas, me enamoré otra vez, y del amor viejo quedó una buena amistad. (después la historia se repitió pero más duro y más cabrón) pero sé que se puede, una y otra vez como dice un proverbio japonés, «Así me cayera diez veces, once me levantaría» es una pena que uno no se repone del todo cada que se levanta, y que tampoco deja de extrañar…

10 opiniones en “De las relaciones que se terminan”

  1. así es la puta vida chingá! pero yo sí me repondré cada vez, me canso que sí!

    salaverga mañana me voy a pistiar y a conectarme dos que tres chiquitas

  2. A mí lo único que me une al amor de mi vida, son las mismas estrellas y el mismo cielo que están sobre nosotros.

    Pero… la verdad, la denominación «amor de mi vida» le queda muy, pero muy grande.
    Así que le dejaré en al chico más trascendente.

    Creo que en realidad, yo no he amado tanto como tú.
    Así que no puedo opinar al respecto.
    Pero en efecto, el tiempo no se detiene para que sanes tus heridas.

    Yo sé que el amor de mi vida, anda por ahí, en el mundo, buscándome a mí, desesperadamente, preguntándole a todos si me han visto o escuchado, porque para él mi voz es el único sonido existente.
    Y aquí estoy, a la deriva. He caído anteriormente para saber valorarlo cuando esté frente a mí, porque así nos preparamos para recibir esa GRAN coincidencia, la más grande de todas…
    (verdad Jolie?)

    ánimo Yair!!!!
    un abrazote!!!

  3. Ay mi querido Yahir…
    hasta respirar duele en estos momentos y el unico consuelo es decirnos a nosotros mismos… ya pasara, y mientras que? no hay palabras que nos consuelen… no hay alivio, no hay salida, es andar todo el dia sintiendo solo, camninado con ese dolor, riendo con los amigos con ese dolor, has escuchado pierrot the clown de placebo? tengo el video en un post pasado en mi blog… trata de… algo asi.

  4. Hay una rola de los enanitos verdes que dice «Hay que correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo». Yo tampoco he amado tanto para comprenderte… corrijo, una vez lo hice, pero me cerré tanto después de esa experiencia que ya hasta se me había olvidado. Ahora soy un ermitaño amargado.

    «Los amigos no se separan», muy cierto.

  5. Hay una rola de los enanitos verdes que dice «Hay que correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo». Yo tampoco he amado tanto para comprenderte… corrijo, una vez lo hice, pero me cerré tanto después de esa experiencia que ya hasta se me había olvidado. Ahora soy un ermitaño amargado.

    «Los amigos no se separan», muy cierto.

  6. en este momento soy lamenos objetiva… pero supongo que un adios bien atestado es lo mas sensato que uno puede hacer cuando hay que dar por sentado y seguir…

    pero no soy lamas objetiva … aun no me despido

  7. Lo que mas odio cuando a uno se lo está cargando la chingada es que el mundo generalmente ni se inmuta, nada sucede, nadie se percata que te está llevando el diablo, el mundo sigue su curso mientras uno se derrumba… y se vuelve a levantar.

  8. El orgullo es la mejor arma, en estos casos, lo agarras te lo untas y sales a la calle como si nada, y luego un día de repente, se te olvida ponertelo y al final te das cuenta de que ya no lo necesitas,puedes decir entonces con voz guarra y albañilesca: «la que sigue».

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