Guanajuato.jpg/WTF (Actualizado al 2008)

Viernes veintinueve de agosto de dos mil ocho [perdón, había puesto dos], después de haber abandonado mis deberes en la apocalíptica y decadente ciudad de México, me dispuse a abordar el camión que en las siguientes cinco horas habría de trasladarme hasta la tierra de nadie: Salamanca.

Después de ese viaje que sirvió para ver dos películas malas, escuchar música y pensar, fui recibido por la señorita salmantina Lidia, que ustedes conocerán más por su nombre de Internet, Jess.
Un simpática rubia (no natural) alta y sumamente amigable me recibía en su flamante Honda Civic azul. Yair había pisado tierras salmantinas y había que demostrar que la «tierra de nadie» en realidad tiene cosas que ofrecer.

Después de hacer mi check in en el hotel que me brindaría cama y agua caliente, la señorita Lidia me llevó a la primera parada de la noche, el charco de las ranas versión Salamanca, que nada tiene que ver con el de la ciudad de México, pues de entrada no es Charco de las ranas, lleva otro nombre que no puedo recordar. En esa primera parada degusté una carne arrachera de excelente sabor, así como pude percatarme de la tendencia de Lidia (que llamaremos de aquí en delante Jess, para evitar confusiones) a destruir bosques de coníferas y de su manía casi implacable por utilizar un árbol del amazonas para mantener sus dedos y boca limpia. La cosa número once que no sabías de Jess) utiliza en promedio 5 servilletas por cada platillo.
Con el estómago lleno me presentó Salamanca en sus calles nocturnas, su glorieta, su calle principal, la zona nice, el oxxo y, me libró de quedarme estancado en el tráfico ocasionado por un tren fantasma, sí, leyeron bien, un tren fantasma que sólo Jess puede ver, y que mientras todos los autos cruzaban las vías, Jess estoicamente decía: para allá no porque está el tren y no podemos pasar, después de unos minutos el tren fantasma desapareció y Jess nos cruzó por las vías. ¡Abusada!
En Salamanca no hay cantinas, les llaman botaneras, y para suerte mía hay un bar rock, Orange, que supongo viene del color del lugar. Tranquilo, música en vivo, tragos coquetos (entiéndase tragos coquetos como cócteles) y rock, mucho rock, la susodicha bandita me jugó una broma al tocar el intro de una canción de Juanes, y de inmediato cambiar a una rola de Jaguares (que obviamente yo desconocía). Al salir precisé de indicarle a Jess dónde había estacionado su Honda azul, pues yo tenía sueño y no quería pasar media hora ayudándole a buscarlo por el estacionamiento vacío, además al día siguiente partiríamos a el oh hermoso Guanajuato.

Lugar: entrada de mi hotel; hora: nueve treinta am. Abandoné el lugar para dirigirnos a la parada inicial, las famosas quesadillas de Salamanca, la especialidad: quesadillas de carne de cerdo en chile negro, osea, una delicia para iniciar el día. Cuando domine al mundo y tenga que elegir por qué no destruir Salamanca, será por sus deliciosas quesadillas de carne de cerdo en chile negro. ¡Ah sí! y porque ahí vive Jess… claro, claro, cómo olvidarlo…[Risa nerviosa]

Tanque lleno, panza llena, maletas a la cajuela, Jess al volante, partimos rumbo a Guanajuato.

Guanajuato, la ciudad de las leyendas, los empedrados, cantera multicolores, callejones, plazuelas, fuentes, estatuas, túneles, música, belleza por dónde se le busque.
Había estado ahí en dos o tres ocasiones, muchos años atrás, cuando niño, pero no había podido apreciar la belleza de la ciudad con la percepción adecuada, cuando niño sus monumentos no me eran más que monumentos, lo más cool eran las momias, y nada más, esta vez fui cautivado por la universidad, con su pared de cantera de colores, su escalera impresionante, sus pasillos clásicos.

Ahora me detengo a pensar, de ¿qué carajos sirve que les diga, les cuente, suba las fotos? de nada, una serie de imágenes que no relatan un viaje, pues en ninguna salgo yo, y en verdad dejé de tomar fotos hace ya mucho tiempo, y en realidad, una fotografía de un lugar no transmite la magia del mismo, hay estatuas, colores, callejones, incluso una graciosa foto de un letrero poco correcto, pero todo les resultará inerte y poco atractivo, a fin de cuentas fue mi viaje, mis recuerdos y no hay palabra que pueda transmitir la belleza de ese lugar llamado Guanajuato, así pues, dejo las fotos.


Así es la cosa número doce que no sabían de Jess: Su calzado combina hasta con el piso del hostal, nada más para que ven cuanto estilo tiene esta mujer.

Flashes al azar

-Andas de picaflor
NO, odio como suena, dime que ando de cabroncito

Todas la mujeres son unas perras, a menos que demuestren lo contrario, y tu mujer, con esa mirada asesina que me lanzas, no te ayudas mucho.

-eres un coqueto ¿eh?
aprendí de la mejor

¿te gusta que te la meta el rey?
-oh sí, ¡jódame su majestad!

-¡wey! ¿te acuerdas la vez que fuimos a ver star wars?
sí, ¿que tiene?
-nada, estuvo chido…
?¿

-la neta coges bien rico
(^_^)

-¿oye sobrino, sabes dónde está tu mamá?
¿de verdad quieres saber dónde está mi mamá?
-sí
está muerta, Jajajajajajajaja
– (¬_¬)

-Neta, mis respetos wey, yo ya hubiera tirado la toalla tiempo atrás, pero tú parece que no te caes, que no puede tirarte no importa cuanto te diga, ni cuantos disparos certeros al corazón te siga dando
qué te puedo decir, la amo
-sólo no olvides que debes saber cuando es tu límite…

I like to remember things my own way, not necessarily the way they happened.

Me volví loco, me fui a la tierra de nadie (Salamanca) los veo después.
(Las negritas con cursivas en los textos de hoy, supone ser yo)

De las relaciones que se terminan

Íbamos a vivir toda la vida juntos.
Íbamos a morir toda la muerte juntos.
Adiós.

No sé si sabes lo que quiere decir adiós.
Adiós quiere decir ya no mirarse nunca,
vivir entre otras gentes,
reírse de otras cosas,
morirse de otras penas.
Adiós es separarse ¿entiendes?, separarse,
olvidando, como traje inútil, la juventud.

!Íbamos a hacer tantas cosas juntos!
Ahora tenemos otras citas.
Estrellas diferentes nos alumbran en noches diferentes.
La lluvia que te moja me deja seco a mí.
Está bien: adiós.
Contra el viento el poeta nada puede.

A la hora en que parten los adioses,
el poeta sólo puede pedirle a las golondrinas
que vuelen sin cesar sobre tu sueño.
Serenata
Manuel Scorza

Y te ves obligado a decir adiós, deseando gritar hasta luego, hasta mañana, hasta cualquier día que no sea un nunca; te ves obligado voluntariamente a decir adiós, aunque quieras gritarle no te vayas, quédate, vamos a caminar juntos; debes decir adiós, porque así lo quiso, y así es como debe ser, porque de otro modo no se puede.
¿Cómo se soporta el peso que no se ve pero te oprime contra el piso? ¿cómo calmas el asfixia que te mantiene aferrado a la almohada? ¿cómo es posible que hayas dicho adiós, y peor aún, hayas tenido que creértelo? No sé.
Decir adiós es siempre doloroso aunque sea un adiós con fecha de caducidad. Terminar una relación siempre es un sinónimo de decir adiós queriendo decir te veo mañana.

Mañana. Ese día que no es mañana ni pasado mañana, ese mañana que no tiene fecha pero tiene nombre y dice «Cuando ya no me duela tu ausencia» es el día en que habrás conquistado el adiós.
Un amor que cuando no se termina pero lo terminan deja un hueco que se debe rellenar con soledad y que no debe llenarse con otro amor.

¿Amigos? pero es es un adiós, separarse, ¿entiendes? separarse, y los amigos no se separan, no se puede ser amigos, no se puede ser más que dos pedazos que se harán falta de muchos modos, pero nada más. Podrán ser amigos cuando ya no se ame, cuando la vida de uno no abra heridas, no levante mares de envidia, no irrumpa con terremotos de lo que pudo ser, cuando la vida de uno no sea mas que una vida más, con la misma importancia que la tienen todas; entonces sí, se podrá trabajar por una amistad, y caminar el sendero de los amigos.

Sucede que después del adiós uno debe luchar por llenar vació de su silencio con un silencio propio, tirar los sueños rotos, guardar los que faltan por romper, uno debe aprender de su soledad, analizar, crecer, uno debe enfrentar a sus demonios, a sus fantasmas, uno debe partirse la madre para todo lo que sea necesario y no morir en el intento. A fin de cuentas el adios como dije, tiene fecha de caducidad. Ya se verán un día, y brindarán «Por tí y por él, por mí y por ella» y todo habrá sido el camino recorrido que nos hace fuertes, experimentados y sabios, lo suficiente como para saber qué hacer en el siguiente adiós.

No hay porque desistir al adios, a fin de cuentas, pasará…

Con fecha de hoy retiro de tu vida mis tropas de ocupación.
Me desentiendo de todos los invasores en cuerpo y alma.
Nos veremos las caras en la tierra de nadie.
Allí donde un ángel señala desde lejos invitándonos a entrar:
Se alquila un paraíso en ruinas.
Juan José Arreola.
Cuando los enamorados deben decirse adiós, siempre queda ese vació de no querer separarse, al menos cuando los enamorados, enamorados estaban, y sí uno todavía lo está. Hablo de cuando dices adiós al que es el amor de tu vida. (entiéndase como amor de tu vida al mas grande amor que has conocido en lo que llevas de vida) y entonces te quedas como pendejo con las manos vacías, entre buscando cómo no perderlo, y cómo sentirte bien, más bien, cómo no sentirte tan de la chingada. Recuerdo cuando pasé por ahí la última vez, el mundo, es verdad, se está cayendo a pedazos y uno ahí, sentadito sin hacer nada, pero no hay nada que hacer, no existe poder que detenga esa sensación de mellevalaputamadre que no sea: o me mato, o regresas; y como no te vas a matar, y ella no va a regresar, pues te la comes toda, y andas ahí, respirando (con dificultad, pero de menos no te mueres).
Y te dice: Tranquilo, el mundo no se va terminar, y ese es el puto problema, que el mundo no se termina en ese preciso instante y ya, todos directito a la chingada y santo remedio, ah pero no, ni creas que te libras así de fácil de esta, te espera un VTP a la tierra de la desolación, el paraíso de las noches tristes, el afrodisíaco aroma de la jodides ya te llega, y ¡oh sorpresa!, ya estabas abordo pero nadie te lo había dicho.
Tu relación termino, hay que afrontarlo, y lamentablemnete no hay unas pastillas de amnesia, jarabe para el olvido y no puedes dormir y despertar cuando ya todo haya pasado. Debes decir, «ni pedo, se terminó» y te debes de poner las pilas o como dijimos, te quedas ahi tirado respirando.

Recuerdo la vez anterior a la última que dije adiós, con el en aquél entonces amor de mi vida (que fácil uno habla de amor cuando no lo tiene, jajaja) en aquél entonces libré el adiós, libre su ausencia, y cuando ya en la últimas, me enamoré otra vez, y del amor viejo quedó una buena amistad. (después la historia se repitió pero más duro y más cabrón) pero sé que se puede, una y otra vez como dice un proverbio japonés, «Así me cayera diez veces, once me levantaría» es una pena que uno no se repone del todo cada que se levanta, y que tampoco deja de extrañar…

De los sueños raros

Estaba en cama, al parecer enfermo, no sé, pero estaba yo en la cama en la habitación de un hospital, algunos familiares a mi alrededor, decaídos, con el rostro cual si me fuera a morir en ese preciso momento. Después se ausentaron, y Nayoska apareció, pareciera que venía a consolarme de algo, de algo que me tenía muy afligido; Nayoska se introdujo entre las sábanas y su infinita alegría me levantó el animo, yo no sabía por qué pero estaba triste, ella coqueteandome como sólo ella sabe hacerlo, incitándome a lo desnudo de su cuerpo, poco a poco fuimos despojando la ropa, hasta que sonó mi celular. Era mi padre, diciendo que había ido a cremar a mi madre (RIP), y diciéndome esto me comunicaba con mi mamá (mi madrastra pues, pero es como mi madre), ella me decía que en el camino habían perdido las arras (que en el sueño eran unos aretitos azules) y que no podían comenzar la cremación sin ellos. Abandoné la cama y salí a la calle, a una estación del metro donde comencé a buscar tirado en el piso dichas «arras», hasta dar con ellas, pues estaban ahí tiradas sujetas por una banda azul, como de esas correas de mochila, después llamé a mi padre para avisar de que había localizado las arras y que me dijeran dónde estaban para llevarlos. Ahí estaba yo, abordando un taxi con Nayoska, discutiendo tonterías con el chofer, besándonos, buscando la ruta más rápida al lugar de la cremación, Después, llegaba, y estaba yo ahí, en una habitación no muy grande, con la hoguera encendida, el cuerpo en la caja, y gente, estaba mi padre, mi madre, algunos tíos, abuelos, Nayoska y yo. Entregué las arras y las depositaban en la plancha donde yacía el cuerpo,, y cerraban y lo metían al fuego. Por un lado de dicha hoguera se podía ver el cuerpo de mi madre recostado, como si estuviera dormido, en posición pseudo fetal, con los brazos bajo la cabeza; el fuego no la consumía, estaba ahí, como dormida, y entonces, se movía un poco, como si en verdad estuviera dormida, y movía los pies, y giraba la cabeza, y abría los ojos… Ella estaba ahí despierta, viva, sin arder con el fuego que suponía consumirla, mi padre se acercó y le besó la frente, y yo solo miraba, miraba los fijos ojos que a su vez me miraban serios, conduciéndome poco a poco a despertar.

Pues bien, para quienes me conocen no es ninguna novedad que todos, absolutamente todos mis sueños son una oda al surrealismo, este sin embargo, atrajo mucho mi atención pues, nunca había soñado a mi madre (RIP), y bueno, ubiquémonos en la línea temporal.

Mi madre murió cuando yo tenía como cuatro años, un tiempo después, mi padre se volvió a casar y de esa relación sale mi madre (mi otra madre) o madrastra, pero eso a pesar de que es el termino políticamente correcto, (bueno, ni eso porque la vez que fui a sacar mi pasaporte, no podía ponerla como mi madre o tutora porque, se necesita un papel que avale que lo es) pero bueno, es mi mamá y punto.

Retomando, no había soñado jamás con mi madre biológica, nunca de los nuncas, ademas de que la conozco meramente por fotos, de las cuales no tengo ninguna (se dice que están guardadas para cuando las quiera ver) pero fuera de algunas credenciales de cuando ella estudiaba, no la conozco, pero en el sueño ahí estaba ella.
Ese sueño me sacó de pedo por esa aparición, no sé cuanto tiene de muerta, no sé cuando murió, que edad tenía ella, en fin, no sé nada, si no fuera por esos primeros cinco o cuatro años, ella no existió conscientemente para mí.

Así que, psicoterapeutas, psíquicos, médicos brujos, interpretadores de sueños, ¿alguna idea de qué podría significar eso? me da curiosidad ver qué pedo; no creo que los sueños digan cosas o anticipen otras, puesto que como dije, mis sueños son tan extraños que no hay forma de que me digan que va a pasar (en sueños he volado, aterrizado un 747 después de un huracán en la ciudad, escapado de traficantes de muñecos de cera, tomado clases en los laboratorios de Jurasic park, etc.) así que son más como disfrutables antes que legibles e interpretables para mí.
Sin embargo ayer «leyeron» mi habitación, y en unos párrafos que escribieron en base a lo que vieron en mio habitación, acertaron en muchas cosas de mi persona, así que como que traigo ganas de que alguien me diga qué pedo con ese sueño.

Otro detalle fue la aparición de la Nayoska, más bien de la verdadera Nayoska, en un papel como de salvadora de una aflicción desconocida para mí. pero lo que me saca de onda es La Cremación de mi madre que tiene pinchemil años de muerta. fucking weird.

Por otro lado, fui a ver Star Wars, y les digo: no se pierden de nada, si son fans, pueden no verla y vivirán felices. También fui a ver una obra teatral-cinematografica, de la cual les hablaré en el siguiente post.

Sexo en Libros

Aquí sólo hace falta volverte hacia la cama para saber que el cielo está tan cerca que la luna te quema.
Xavier Velasco
Ella, con una voz descansada, reincorporándose de una agitación intensa, con los poros apenas descansando de tan intenso viaje, con una sonrisa que le es imposible disimular, y con un tanto de brillo por el sudor; pregunta: ¿dónde aprendiste a hacer todo eso?
Yo: en los libros…

Mi primer encuentro sexual fue en realidad con los libros, había recibido clases de educación sexual en la primaria, así que la teoría básica estaba cubierta, pene, vagina, gestación, parto, vello púbico, etc. todo una maleta de definiciones y en ese momento teorías.
Después fue el encuentro con las revistas de Play Boy del menor de los tíos, así fue como las palabras pubis, vello, pechos cobraron una visión más real pero aún no morbosa sobre el sexo.

No fue sino en la secundaria, bombardeado de toda la censura, de todo el misterio y la sacrosantidad otorgada al sexo, que despierta en todo adolescente, el morbo de ver lo que ya conoces, porque lo viste en el librito de «De dónde vienen los bebés», en las láminas de la escuela, en tu libro de biología, pero, ahora tiene otro sentido, ese de la curiosidad y el de la invitación de algo prohibido. Verle los calzones a las niñas era una acción que hacías porque no debías de hacerlo, nada más, pero ahora, no buscabas los calzones de las niñas, bueno sí, pero ahora representaba otra cosa, era verlos, ver los muslos, imaginar lo que ocultaban, era crear un relato erótico mental, totalmente desconocido, porque las láminas no te hablan de sensaciones, son sólo un: pene entra en vagina, sale semen y nueve meses nace un bebé, no hablan de la respiración agitada, del preludio que atiende a las hormonas, de los aromas que desprenden dos labios a punto de besarse, no hay nada de eso, y eso es lo que tu buscas, o buscando un pene entra en vagina, te topas con eso y no sabes ni madres.
Sabes que un pene entra en vagina y sale semen y nace un bebé, ¡muy bien! aplauso, pero no sabes cómo tocar a una mujer, dónde, de qué manera, qué sí, qué no, no sabes que pene en vagina es muchisisisisisisisismo más que un pene en vagina, y de lengua en vagina, ni hablar porque es pecado.

Yo aprendí de los libros, de esos libros que versan sobre todo eso, de los libros de donde sacaron la información necesaria para esas clases de educación sexual, de donde tomaron parte para dibujar esas láminas.
En ese entonces mi madre preparaba su tesis sobre El Abuso Sexual Al Menor, y la sala de la casa (que no es su casa pero los puedo invitar, jajajaja) siempre tenía libros de sexo, así que un día hojeando el índice de uno de ellos leí: Masturbación femenina, y el adolescente morboso voló a la página en cuestión, (buscando imágenes, claro está) y sólo había letras, muchas letras; así pues, perdiéndome en las letras comencé a leer y leer y leer, aprendí como eran las vaginas, las distintas formas, dónde está el clítoris, para qué sirve, como tratarlo, zonas erógenas, técnicas de estimulación, posiciones, en fin… 20 mil y un cosas y claro, aprendí todo lo que estaba ahí, eso incluye las cosas falsas claro está, era un hombre cargado de teoría, con puro diez en el salón pero sin prácticas de campo, sin acceso al laboratorio.

Después comprobé las teorías, derribé los mitos, y comencé a leer más y a corroborar con la realidad, la práctica y la experimentación, compré la idea de que dar el placer a una mujer es un arte que hay que aprender y dominar. Sí ya sé, eso suena demasiado pretencioso, a que yo soy bien chingón, pero qué les puedo decir, cuando me preguntan ¿dónde aprendiste a hacer eso? mientras me miran con una cara de «¿donde has estado mis últimos nueve orgasmos?»

No alardeo, no es pose, y no pretendo cobijarme medallas que no, pero lamentablemente hay sólo dos formas de comprobarlo y NO, no daré referencias para que vayan y pregunten…

Sólo puedo decirles: aprendan sexo, no lo hagan porque es sexo, sino háganlo disfrutando bien, con eso trucos que prenden a las chicas a grados se sorprenderían, o las chicas que sepan dónde y como moverse para que digan «hay cabrón, no sabía que podías hacer esto»

En fin…

Me encantaría dejarles bibliografías pero esos libros ya no siguen aquí, Está Internet, vayan busquen, lean: sobre eyaculación femenina, el arte del cunnilingus, sobre el sabor del semen, sobre zonas erógenas, masajes, busquen, aprendan y comprueben, hay más que porno y fotos de gatos bonitos allá en la web.

Los(as) que no saben, busquen, pregunten, aprendan, y los que sí saben.

NO SEAN OJEIS, ENSÉÑENLE A LOS QUE NO.
Verán que todos se divierten.

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Escuchando a: Blur – Country House
via FoxyTunes