Por si acaso…

«No me gustan las cadenas pero por si acaso»— decía una cadena que recibí esta mañana. Me pregunto ¿Qué clase de excusa es esa? ¿A caso con decir que no te gusta algo, te exime de hacerlo? como magia pura quedas absuelto de toda posible culpa porque no te gusta pero sólo por si acaso. Ese «por si acaso» se refiere ¿a qué? por si acaso le gustan las cadenas entonces ¿ya la habrá mandado? o se refería a las estúpida maldiciones de que si no lo reenvía se la caerá el pito matarán a sus papás y al pedazo de pito le dará SIDA en 7 días. Imaginen si aplicáramos eso para otras cosas tendríamos excusas para todo:

  • Excusa Gay: No me gustan los hombres pero por si acaso me acuesto con él, no vaya a ser que resulte que soy maricón.
  • Uso de drogas: No me gustan las drogas Continuar leyendo «Por si acaso…»

El fin de La Espiral

Sí, así como se lee. La Espiral va de salida

Debido a que no hay retroalimentación, es decir los artículos reciben de 0 a 3 comentarios, lo cual es una lástima.

Por otro lado no hay colaboradores.

Así que una revista sin lectores ni colaboradores, es una pérdida te tiempo, espacio y energías.

Entonces cerraré la espiral yo creo a finales de Junio, sólo para dejar un periodo de salavación (es decir que haya gente intersada como para que el proyecto salga de nuevo a flote) y si no, pues como cantaría Nightwish ver.2 Bye Bye Beautiful.

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Escuchando a: Silversun Pickups – The Royal We
via FoxyTunes

Renglones de un tal 17 de mayo a Mario Benedetti

Renglones de un tal 17 de mayo a Mario Benedetti

Los periódicos deben estar locos…
andan rumorando que usted se nos fue,
que se murió,
lo escupen a ocho columnas,
“Ha muerto Mario Benedetti”
¿Cómo se le iba a ocurrir morirse, maestro?
Yo le dije que si usted se moría, del coraje, lo mataba…
Sin embargo… hay un hueco entre mis costillas
del tamaño de tres corazones rotos
y las lágrimas con sabor a un sabor que sabe amargo
no me dejan leer las letras pequeñas
en las que dicen que no es cierto
que usted sigue sonriendo, escribiendo su penúltimo libro.
Porque siempre, siempre tiene que ser el penúltimo, maestro…
Yo a usted, Continuar leyendo «Renglones de un tal 17 de mayo a Mario Benedetti»

Julieta II

Yo no sabía que te amaba, que te necesitaba y que te había esperado todo este tiempo,
yo no sabía ni cómo te llamabas, Julieta, pero ahí estaba yo
a dos segundos de besarte los labios y averiguar a qué sabía tu saliva.

Tus labios se desprendieron del vaso como en cámara lenta, y yo, juro que con esa cara que argumentas era de gran seguridad, no sabía si besarte u ofrecerte rellenar tu vaso. En ese instante te llamabas Fabiola y cuando el mesero se acercó a ver si no nos hacía falta nada, me acerqué a ti y comencé a degustar el fino sabor a whiskey en tus labios.

Yo no sabía que te amaba, que te necesitaba y que te había esperado todo este tiempo,
yo no sabía que tu boca sabía a whiskey, a mi ni me gustaba el whiskey,
pero ahí estaba yo a dos segundos de besar tu cuello y averiguar de que color era tu piel a media luz.